El
4 de marzo de 1921, Miguel de Unamuno publicaba en la revista Nuevo Mundo este texto titulado “El
mendrugo y la mordaza”. En él, se establece un diálogo entre dos personajes que
encarnan la actitud conservadora de la época. Estos personajes critican a los
intelectuales, a la gente que protesta y a la que pide justicia. En definitiva,
critican a todo aquel que atente contra el orden establecido. Por ello, Unamuno
nos advierte de que aunque la estructura sea dialogal, se trata en realidad del
monólogo que mantenían todas las personas conservadoras, pues la idea que
subyace a todas ellas es que los intelectuales eran gente peligrosa. Subraya así
nuestro escritor el conflictivo año 1921 con la Guerra de Marruecos, el Desastre
de Annual etc., un momento propicio para criticar la libertad y la justicia.
Respecto
del título de esta obra, es interesante señalar que en apenas cinco palabras,
Unamuno describe las dos soluciones que tenía el poder para calmar al pueblo.
Por una parte podían darle mendrugo, es decir, lo suficiente como para subsistir
y para que se sientan agradecidos; o bien darles mordaza, o sea acallarlos con
violencia.
Este
texto de Unamuno no hace referencia explícita a ningún gobierno o personaje,
por lo que podría ser extensible a numerosos gobiernos autoritarios de hoy en día,
e incluso a algunas democracias, en las que el poder solo le da al pueblo algo
de lo que este quiere para tenerlo contento y que no proteste.
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